Skip to content
bibliopedagogia/logo

Biblioteca y pandemia

La pandemia nos condena a la distancia social y a la soledad. De repente el espacio físico toma importancia y se configura como un aspecto necesario para la convivencia, para el aislamiento y para evitar el contagio. Si hay espacio entre nosotros, hay vida. Las bibliotecas hemos retomado tímidamente nuestras programaciones, extremando la cautela, poniendo espacio entre los participantes, convirtiendo nuestras salas en quirófanos , asépticas y frías ; hemos eliminado decoración, hemos separado mesas y hemos redistribuido mobiliario; hemos aprendido a contener la emoción esperando con paciencia las horas de cuarentena antes de abrir las cajas de libros nuevos, hemos servido periódicos dos días después de que las noticias lo fueran y hemos hecho reuniones de grupos de trabajo a través de pantallas que nos garantizaban seguridad al tiempo que nos robaban el olor a café. Y en esta distopía en qué vivimos hoy, sumidos en una pseudo-realidad más propia de la literatura que de la vida misma, hemos constatado una evidencia. La biblioteca física es aun necesaria. De este modo damos respuesta a aquellas dudas sembradas ante el inicio de los contenidos digitales, cuando alguien se atrevió a afirmar que las bibliotecas estaban destinadas a una desaparición no muy tardía. No señores, las bibliotecas no están condenadas a desaparecer porqué antes tenemos algunas brechas que cerrar.

La brecha digital es evidente y mucho mayor de lo que pensábamos. Una gran parte de la población no tiene acceso a los contenidos virtuales: grupos sociales en riesgo de exclusión con grandes dificultades económicas; personas mayores que ven truncado su aprendizaje a lo largo de la vida; personas con discapacidades físicas o psíquicas que son parte de nuestro público y que no pueden acceder a contenidos virtuales por falta de medios o por falta de adecuación de dichos contenidos. Esta situación tiene como consecuencia una brecha informacional importantísima que influye directamente en el derecho a estar informado de los ciudadanos. Esto se ha hecho del todo evidente en la medida en cómo está influyendo la pandemia en el sistema educativo.

Pero la brecha que más nos preocupa es la social. Las bibliotecas somos sociales porque no se entiende una biblioteca al margen de la sociedad. Somos lugares de cobijo, tendemos puentes, facilitamos procesos, ponemos a disposición herramientas para el acceso a la información de todas las personas y, sobretodo, humanizamos nuestro trabajo. Porqué al lado de cada usuario hay una persona al servicio que trabaja para mejorar su calidad de vida.

Echamos de menos a nuestros usuarios y mientras intentamos remontar y vencer el miedo a la enfermedad, nos damos cuenta de que aun somos importantes, porque somos humanos, porque somos de verdad, porque somos capaces de sonreir, de abrazar, de escuchar y de empatizar con las personas para las que trabajamos.

Hoy, en pleno siglo XXI las bibliotecas son necesarias porque son punto de encuentro entre personas. Y porqué es en la biblioteca en el único lugar donde se dan las circunstancias necesarias para que el acceso a la cultura y a la información se realice libremente y de forma universal.

Cuando todo esto acabe, nosotras estaremos ahí, dando cobijo y seremos más necesarias, si cabe, para curar las brechas que hoy existen y que sin duda la pandemia hará más profundas.

Si te gusta esta página y su contenido compárteme:
error: El contenido de esta página esta protegido!
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad