La biblioteca es social o no es, en primer lugar porque es cuna del conocimiento y de la cultura de la historia de la humanidad y el hombre es un ser social.
Y lo es también porque la biblioteca la componemos personas (bibliotecarios, personal auxiliar, personal de limpieza, cuenta-cuentos, ponentes, informáticos,….), que servimos a otras personas (usuarios) y las conducimos a mejorar y satisfacer sus necesidades formativas e informativas.
Sin embargo, cuando acuñamos el término «biblioteca social” hoy en día, la referencia se atribuye a aquellas características que marcan la diferencia en cuanto al acercamiento de lo s servicios bibliotecarios a los colectivos que se encuentran en riesgo de exclusión. Pero ante todo, la biblioteca es social porque trabaja con personas, así como lo hacen los hospitales o las escuelas.
En este sentido, entiendo la biblioteca escolar como la primera biblioteca social, porqué debe ser el epicentro del centro educativo y, si es así, será accesible a todos los alumnos. La biblioteca escolar se constituye como la primera toma de contacto del alumno, ya des de su mas pronta educación a contenidos de ficción y de conocimiento.
La fórmula es sencilla. És obvio que cabe priorizar en cualquier política social que todos los niños sean escolarizados para garantizar la igualdad de acceso a la formación. Igual de obvio debería ser el hecho de que todo centro educativo debería disponer, como condición “Sine qua non” de una biblioteca como epicentro de la organización pedagógica , de modo que el currículo y la programación giraran entorno a la biblioteca com o estrategia, base y recurso principal del aprendizaje.
Se garantiza en España, al menos teóricamente, el derecho a la escolarización de todos los niños y jóvenes de seis a 12 años. Del mismo modo se debería garantizar el derecho de todos estos alumnos a acceder a una biblioteca bien dotada que ayude a prevenir el fracaso escolar, sin fisuras ni estereotipos de clase social, , que acerque al alumnado a la literatura, al arte, a la ciencia , a la historia y, en definitiva al conocimiento, con material y profesionales (personal bibliotecario y personal docente) formados con las estrategias adecuadas para despertar en ellos la curiosidad por el saber y el conocimiento.
Desgraciadamente no todos los alumnos tienen acceso a la biblioteca pública, pero si pudieran tener acceso a una biblioteca escolar en condiciones, y existiera un proyecto pedagógico entorno a la biblioteca como principal recurso de los centros educativos, estaríamos en condiciones de conseguir una mayor igualdad en el acceso a la información y una disminución del abandono y el fracaso escolar.
La escuela es social o no es. Y la biblioteca escolar debería ser ante todo, la primera biblioteca social. Si esto fuera así, ante una alarma social como la que se ha vivido en la pandemia del siglo XXI, todos los alumnos habrían dispuesto de las estrategias y las herramientas necesarias para no quedar atrás en sus aprendizajes, evitando depender de la clase social a la que pertenezcan.
